Poner límites a los niños es, posiblemente la parte más desagradable del día a día de la mayoría de padres. Pero es una tarea necesaria.
Si te cuesta poner límites a tus hijos sin terminar perdiendo los nervios o sentirte culpable. tranquilo. No estás solo. A la mayoría de padres y madres les cuesta poner límites a los niños de forma respetuosa, sin gritos ni castigos, pero también sin dejar que hagan lo que quieran.
¿Por qué nos resulta tan difícil poner límites a los niños?
En mi experiencia de más de veinte años trabajando con familias hay tres razones por las que a los padres y madres les cuesta mucho trabajo poner límites a sus hijos.
1. Se sienten inseguros
Para muchos padres el momento de poner un límite es un momento de inseguridad. Sienten que están dañando a su hijo o que le están haciendo infeliz porque la consecuencia natural de los límites es que los niños lloren o se frustren. Sin embargo, la realidad es que los límites son una forma de amor. Cuando ponemos límites y normas no hacemos daño a nuestros hijos sino que les protegemos.
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